Cita:
El señor Keating, el nuevo profesor de Letras, llevaba corbata pero se habia quitado la chaqueta. Estaba sentado ante su mesa y miraba por la ventana, y no parecía haberse dado cuenta siquiera de la llegada de sus alumnos. Los chicos se instalaron y esperaron, felices de tener la oportunidad de respirar un momento y de desprenderse de la tensión de las horas precedentes. Pero como el señor Keating no se movía, siempre con la mirada fija en el horizonte, empezaron a rebullir en sus asientos, incómodos. El señor Keating se levantó por fin, con lentitud, luego tomó una larga regla plana y empezó a recorrer los pasillos que separaban las filas de mesas. Se detuvo ante un alumno y le miró fijamente. - ¿Por qué enrojece? Volvió a deambular al azar, mirando a los chicos a la cara con intensidad. - ¡Oh, oh! - exclamó ante Todd Anderson-. ¡Oh, oh!- exclamó en un tono distinto precipitándose hacia Neil. Hizo sonar muchas veces la regla contra la palma de la mano antes de volver a la tarima con unas pocas zancadas. - Tiernos cerebro juveniles- dijo entonces, con los brazos abiertos englobando a toda la clase. Con una agilidad inesperada, saltó sobre su mesa. - ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!- declamó con voz potente-. ¿Quién sabe de dónde es este verso? Vamos, ¿nadie lo sabe? Su mirada penetrante iba de un chico a otro. No se levantó ninguna voz. - Pues bien, sabed, rebaño ignorante, que este verso lo escribió un tal Walt Whitman en honor de Abraham Lincoln. En esta clase podréis llamarme señor Keating o, si sois un poquitón más atrevidos, "Oh, Capitán, mi Capitán". Saltó de la mesa y volvió a ir y venir dando largos pasos.Y aquí otro de los fragmentos en los que se cita a Withman para enlazarlo con el mensaje central de todo el libro, el famoso Carpe diem.
Cita:
- Se escribe y se lee poesía, no porque sea bonita, sino porque formamos parte de la Humanidad. Se escribe y se lee poesía porque los seres humanos son seres con pasiones. La Medicina, el derecho, el comercio, son nobles actividades, necesarias todas ellas para mantenernos con vida. pero la poesía, el amor, la belleza, ésa es nuestra razón de ser.
Citando a Withman: ¡Oh, yo! ¡Oh, vida! Todas estas cuestiones que me asaltan Estos cortejos sin fin de incrédulos Estas ciudades pobladas por idiotas ¿Qué hay de bueno en todo esto, oh, yo, oh, vida? Respuesta Que tú estás aquí -que la vida existe, y la identidad, que el prodigioso espectáculo sigue, y que, quizá, contribuyes a él con tu rima.
Keating se calló. la clase quedó en silencio, interiorizando el poema. Keating repitió entonces con voz inspirada: "Que el prodigioso espectáculo sigue/ y que, quizá, tú contribuyes a él con tu rima." Todas las miradas estaban fijas en su semblante. -¿Cuál será la rima de ustedes?- preguntó entonces, mirándoles uno por uno-. Díganme, señores, ¿cuál será su rima? Siguió un silencio. La pregunta se cernía en la sala y repercutía hasta el infinito en el corazón de los adolescentes.